El cerebro humano es un misterio, pero es, también, uno de los misterios que más interés han generado a lo largo de la historia.
Hace ya milenios que se sabe que es en él donde surgen los pensamientos, los sentimientos, las sensaciones subjetivas y la consciencia de uno mismo. Además, este conjunto de órganos es tan complejo que hasta hace poco quien quería estudiarlo no podía más que hacerlo de manera pasiva e indirecta, es decir, examinar cerebros de personas ya fallecidas e intentar relacionar los síntomas que expresaba esta persona con la anatomía de sus órganos nerviosos.
¿Con qué métodos y técnicas se estudia el cerebro y al sistema nervioso?
Teniendo en cuenta que el cerebro va siendo formado en parte por la actividad que hay en él: las características de las dinámicas de funcionamiento nervioso de cada uno van modificando la anatomía del encéfalo.
Afortunadamente, hoy en día existen tecnologías que permiten estudiar no solo la anatomía del cerebro de las personas vivas y conscientes, sino también su funcionamiento y actividad en tiempo real. Estas nuevas técnicas son la encelografía (EGG), la tomografía axial computarizada (TAC), la tomografía por emisión de positrones (o TEP), el angiograma y la resonancia magnética funcional ( fRMI). A continuación, veremos las características de cada uno de estos sistemas.
- Electroencefalografía (EEG).
- Tomografía axial computarizada (TAC).
La tomografía axial computarizada (TAC), a diferencia de la
encefalografía, nos da una imagen del cerebro y su anatomía vista desde varios
ángulos, pero no de su actividad. Es por eso que sirve básicamente para
estudiar las formas y las proporciones de las distintas partes del cerebro en
un momento dado.
- Tomografía por emisión de positrones (TEP).
Este tipo de tomografía sí sirve para estudiar la actividad
cerebral en áreas concretas del cerebro, aunque de manera indirecta. Para
aplicar esta técnica primero se inyecta una sustancia ligeramente radioactiva
en la sangre de la persona, la cual irá dejando un rastro de radiación allí por
donde pase. Luego, unos sensores irán detectando en tiempo real, qué zonas del
encéfalo son aquellas que acaparan una mayor radiación, lo cual puede indicar
que esas zonas están absorbiendo más sangre porque, justamente, se están
manteniendo más activas. A partir de esta información se recrea una pantalla la
imagen de un cerebro con las zonas más activadas señaladas.
- Angiograma.
El angiograma se parece un poco a la TEP, aunque en este
caso se inyecta una especie de tinta en la sangre. Además, la tinta no queda
acumulada durante un rato en las zonas del cerebro más activadas, al contrario
de lo que ocurre con la radiación, y se mantiene circulando por los vasos
sanguíneos hasta que desaparece, por lo que no permite obtener una imagen de la
actividad cerebral y sí de su estructura y anatomía.
Se utiliza especialmente para detectar zonas del encéfalo
que están enfermas.
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